El Espectador
Addison
publicaba en Londres una hojita diaria sin enlace de ningún género.
Idea que le ocurría la ponía por escrito; y así hoy era un asunto
filosófico, mañana un tratado de política; al día siguiente una anécdota
de costumbres; de tal suerte que los sucesos de la vida, sin método ni
consecuencia, iban en caprichosa alternación entre la historia, las...